Queridos hermanos:
Con corazones puros agradezcamos y honremos al Padre Celestial que, a lo largo del año que culmina, nos ha permitido experimentar su inmenso amor.
Pidámosle el don de la fe en este Nuevo año para adorarle y sentirnos hijos suyos cada día del 2022.
Al hacer un recuento de lo vivido en este 2021, valoremos nuestros aprendizajes y experiencias.
De todo corazón deseo que como comunidad, continuemos trabajando de la mano en el servicio al Señor, a nuestra parroquia y a la Iglesia.
Les abrazo fraternalmente, a la vez que les imparto mi bendición.
P. José Brutua Murillo