Tomado de la Semilla del 7 de agosto
Esta vez, el «camino» del cristiano, tal como nos lo describe san Lucas, es el de la vigilancia. Empieza nombrando de nuevo las riquezas, pero luego entra en lo que hoy puede ser el tema
central de las lecturas: la vigilancia.Es una dimensión de la fe cristiana que parece más propia del Adviento, pero siempre resulta útil recordarnos la gran pregunta: ¿qué hacemos de nuestra vida? ¿cómo la administramos? ¿de dónde venimos y a dónde vamos? ¿vivimos despiertos?
Hoy comenzamos -y durará cuatro domingos- una lectura selectiva de la carta a los Hebreos en sus últimos capítulos. La página de hoy nos pone delante modelos muy convincentes de fe del AT, de
Por: P. José Aldazábal, sdb
personas que supieron tener una actitud de fe en Dios y de esperanza de los tiempos definitivos.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 32-48
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino. Vendan sus bienes y den limosnas. Consíganse unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba, allá donde no llega el ladrón, ni carcome la polilla. Porque donde está su tesoro, ahí estará su corazón.
Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a que su señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela. Yo les aseguro que se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá. Y si llega a medianoche o a la madrugada y los encuentra en vela, dichosos ellos.
Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen vendrá el Hijo del hombre».
Entonces Pedro le preguntó a Jesús: «¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?» El Señor le respondió: «Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre, con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso este siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene. Pero si este siervo piensa: ‘Mi amo tardará en llegar y empieza a maltratar a los criados y a las criadas, a comer, a beber ya embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada, llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte que a los hombres desleales.
El servidor que, conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le da, se le exigirá mucho, y al que mucho se le confia, se le exigirá mucho más».
Palabra del Señor.
R/. Gloria a ti, Señor Jesús.



